A la vista del resultado del referéndum del Brexit, conviene analizar su impacto en los mercados financieros y las inversiones de nuestros clientes.
En primer lugar, creemos que al analizar las consecuencias de la decisión del Reino Unido de abandonar el proyecto europeo, es importante diferenciar entre el corto plazo y el largo plazo, así como entre consecuencias a nivel económico, financiero y político.
Abandonar la Unión significará tener que renegociar acuerdos comerciales, lo que sin duda tendrá costes económicos a corto plazo tanto para la UE como para el Reino Unido. Estos dependerán de si la UE decide tener una postura firme con el fin de establecer un costoso precedente que sirva de aviso para otros que estudien abandonar. Sin embargo, es importante mantener la perspectiva y pensar que la UE es un proyecto singular en el mundo, y que un gran número de países económicamente exitosos no son parte de ninguna unión de este tipo. Por lo tanto, el impacto económico global a largo plazo probablemente será sólo marginal.
En el ámbito financiero, lo más importante es notar que el Reino Unido siempre ha conservado su propia moneda y banco central, y dado que los contratos financieros habituales no contienen cláusulas relacionadas con un evento como el Brexit, las consecuencias financieras de primer orden (impagos, liquidez, devaluaciones, etc.) deberían, en principio, ser pequeñas. Sin embargo, la incertidumbre provocada por el resultado de la consulta se ha trasladado de forma natural a los mercados financieros. Estos han sido pillados con el pie cambiado y ahora necesitan volver a calibrarse. Esto significará que tendremos mercados volátiles en los próximos meses, según comience a emerger la hoja de ruta para abandonar la unión, y sus consecuencias puedan ser evaluadas de forma más precisa. Un aspecto importante será el impacto que el Brexit tendrá en la infraestructura financiera – debido a la importancia de la ciudad de Londres – así como en el acceso recíproco al mercado de servicios financieros. Este es el motivo detrás de las fuertes pérdidas sufridas por algunas acciones del sector.
A nivel político es donde se sentirán más profundamente las consecuencias del Brexit. Con la decisión de salir de la UE, el Reino Unido – que es su segunda mayor economía – ha infringido un duro golpe al proyecto europeo, así como sentado un precedente. Este último actuará de forma permanente como una amenaza para la unión y azuzará a movimientos populistas y nacionalistas dentro de la misma. Es demasiado pronto para predecir lo que esto significará en términos de políticas de austeridad y avance hacia una mayor integración política y económica. Otros efectos secundarios políticos se podrán sentir en lugares donde los movimientos nacionalistas van en aumento, pero el contagio global será muy limitado.
En resumen, y pensando en las consecuencias que a nivel de inversión el Brexit pueda tener para las carteras de nuestros clientes, creemos que es el momento de mantener la cabeza fría, separar los hechos del ruido, y centrarse en lo que debería ser relevante para los mercados financieros, es decir, los beneficios empresariales y las decisiones de los bancos centrales. Una mayor incertidumbre afectará a las inversiones y por tanto a los resultados económicos a corto plazo, y podrá por tanto tener un impacto en los beneficios, que será otro factor más que pesará en las valoraciones. Por consiguiente, aconsejamos mantener la infra ponderación tanto en crédito como en renta variable. Las acciones que tomen los bancos centrales serán la clave de cómo se moverán tanto monedas como tipos de interés. La fuga hacia activos de calidad impulsará a la baja los tipos de interés, algo que los bancos centrales no tratarán de combatir en este momento, pero también creará grandes oscilaciones en las monedas. Aquí es donde anticipamos más problemas ya que los intereses entre los bancos centrales van a divergir. Esperamos que la Fed mantenga las subidas de tipos en espera, que el Banco Nacional Suizo y el Banco de Japón lucharán contra la apreciación de sus respectivas monedas, mientras que tanto el ECB como el Banco de Inglaterra verán con buenos ojos la depreciación de las propias, aunque tratando de mitigar su volatilidad.
Fernando de Frutos, Director de Asesoría y Gestión en MWM
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